SU FRECUENCIA AUMENTA CON LA EDAD, DE TAL FORMA QUE ES EXTREMADAMENTE FRECUENTE EN LA POBLACIÓN ANCIANA
Se entiende por onicomicosis toda infección en las uñas de las manos o de los pies que está producida por diversos tipos de hongos. Cierto es que la infección por cada tipo de hongo en las uñas recibe un nombre específico, pues hay una gran cantidad de alteraciones ungueales que ofrecen semejanzas desde el punto de vista clínico, hecho que influye de manera determinante en la dificultad de establecer el diagnóstico correcto.
Según un trabajo realizado por los doctores Lluis Puig, del Servicio de Dermatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, de Barcelona, y Rosa Taberner, Cristina Nadal y Antonia Vila, de la Unidad de Dermatología del Hospital Son Llàtzer, de Palma de Mallorca, en Europa se ha determinado una prevalencia de la enfermedad que oscila entre un 3 y un 8%, y concretamente de un 27% en mineros del carbón. Estudios recientes muestran una prevalencia de onicomicosis en España del 2,6% para la población general, lo que supone más de 800.000 personas/ año afectadas, de las cuales sólo el 38% acude a la consulta médica.
La frecuencia de las onicomicosis aumenta claramente con la edad, de tal forma que la infección es extremadamente frecuente en la población anciana (hasta un 48% de pacientes mayores de 70 años), es rara en niños y excepcional en lactantes.
Estas infecciones son especialmente frecuentes en las uñas alteradas, de manera que las anomalías previas de la uña, el crecimiento lento de la misma, problemas en la circulación periférica y los traumatismos repetidos favorecen la infección micótica de las uñas. Otros factores predisponentes son la diabetes mellitus, las neuropatías periféricas y las inmunodeficiencias.
Las uñas afectadas con mayor frecuencia son las de los pies (7 veces más que las de las manos), en particular la uña del primer dedo, probablemente porque la tasa de crecimiento de las uñas de los pies es tres veces menor respecto a la de las manos.
Difícil identificación
La confusión con otras afecciones dermatológicas y la propia identificación del hongo crea grandes dificultades a la hora de un diagnóstico correcto de esta afección. Por tanto, no es fácil identificar cuándo y cómo se ha contagiado la infección. Los lugares húmedos y cálidos son los predilectos para el crecimiento y multiplicación de los hongos. Si uno calza unas botas gruesas para trabajar durante muchas horas al día es posible que los pies estén calientes, sudados y húmedos, de manera que el hongo puede crecer con más facilidad en los pies. Si se camina descalzo en vestuarios, piscinas, duchas o saunas, los hongos acceden con más facilidad a los pies desde el suelo caliente y húmedo.
Las personas cuyo trabajo precisa que sus manos estén siempre mojadas, por ejemplo, los que lavan los platos en los restaurantes o los que limpian casas u oficinas tienen un mayor riesgo para las infecciones fúngicas en las uñas de las manos.
En ocasiones hay más de un miembro de la familia infectado de onicomicosis al mismo tiempo. Esto suele pasar porque la infección se ha transmitido por emplear la misma toalla, las mismas zapatillas, etc.
En la mayoría de los casos, la persona afectada tan sólo siente molestias, picor y un cambio estético progresivo del estado de sus uñas. Esta es la principal razón por la que no se acude al médico hasta que el estado de la afección es avanzado y hay un cambio evidente en la apariencia y forma de las uñas. En cualquier caso, la onicomicosis puede producir el engrosamiento y el cambio del color de la uña e incluso se puede sentir dolor en las puntas de los dedos infectados de las manos y de los pies. Los signos más habituales son cambios en la forma de la uña (aspecto leñoso), cambios de color (amarillento, parduzco), aumento de grosor, mayor fragilidad (uñas quebradizas) y desprendimiento de las uñas.
Condicionantes
Hay una serie de condicionantes ambientales, personales y de carácter social que pueden implicar un mayor riesgo de infección por hongos en las uñas. La onicomicosis no es una alteración de origen genético, aunque, como se ha indicado antes, hay enfermedades predisponentes, como son las enfermedades vasculares u otras que afectan al sistema inmunológico (sistema defensivo del organismo). Todas ellas provocan escasa oxigenación de las uñas o disminuyen las defensas del organismo y por tanto aumenta la probabilidad de infección.
Más información, mejores resultados
Los pacientes con onicomicosis que están informados sobre la patología y sobre la necesidad de seguir tratamiento obtienen mejores resultados terapéuticos asociados a un mejor cumplimiento del tratamiento. Éste es uno de los resultados del estudio TERESA, un novedoso trabajo que se ha realizado en España desde el año 2002 y en el que han participado 1.857 pacientes y 215 investigadores de numerosos hospitales del país.
La onicomicosis se caracteriza por una evolución de larga duración y una respuesta lenta al tratamiento. Por ello, la actitud positiva por parte del paciente y el cumplimiento del tratamiento es muy importante para conseguir la curación.
CUIDADOS Y PRECAUCIONES
» Las recaídas de las onicomicosis son frecuentes, por lo que la prevención juega un papel muy importante en pacientes que ya han sido tratados.
» Es fundamental una correcta higiene de los pies, que incluya el secado correcto de los espacios entre los dedos después de la ducha.
» Usar guantes resistentes al agua cuando se realicen tareas como lavar o fregar.
» El pie nunca debe estar húmedo. Los calcetines de algodón cien por cien ayudan a que el pie esté seco.
» No caminar descalzo.
» Utilizar zapatillas en las duchas comunitarias.
» Evitar el uso de calzado ajustado.
¿CÓMO SE TRATA?
La onicomicosis tiene un tratamiento complicado, ya que en muchas ocasiones se precisa una terapia conjunta a base de antifúngicos por vía oral, antifúngicos tópicos aplicados directamente encima de la uña, así como cirugía para ir limando o cortando partes de la uña o eliminar la uña en su totalidad. El tratamiento de las uñas de las manos suele durar entre 6 semanas y 3 meses, mientras que para las uñas de los pies puede ser necesario un tratamiento de entre 6 y 12 meses.
Cuando los tratamientos no son eficaces se puede llegar a realizar la extirpación total de la uña (ablación) mediante métodos quirúrgicos o químicos. En todo caso, fundamentalmente hay dos tipos de tratamiento (muchas veces se utilizan combinados):
» Tratamientos tópicos (aplicados directamente sobre la uña). Son lacas que se aplican sobre la superficie de la uña. Requieren una gran dedicación, constancia y concienciación, ya que normalmente son tratamientos de larga duración. Suelen ser suficientes para tratar las infecciones superficiales y cuando la afectación de la uña no es muy extensa.
» Tratamientos sistémicos (tomados por vía oral). Su eficacia es mayor. La duración del tratamiento también suele ser prolongado (varios meses).
El tratamiento sistémico es más corto que el tratamiento tópico.
Consulte con su dermatólogo y su farmacéutico sobre el tratamiento idóneo.
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