ALREDEDOR DEL 25 POR CIENTO DE LOS BEBÉS PADECEN CÓLICOS DEL LACTANTE
Hace unas semanas que ha dado a luz a su bebé y apenas le quedan fuerzas. Su pequeño se pasa horas llorando y usted no sabe ya que hacer para calmarlo. Lo ha probado todo. No quiere ni el biberón ni el pecho, no tiene los pañales mojados, no tiene frío ni calor, no hay ruidos que le impidan conciliar el sueño… Aún así él no para de llorar y usted se siente impotente. Una noche no aguanta más, coge a su bebé en brazos y se va a Urgencias; necesita que alguien le diga qué ocurre. La sorpresa y el alivio llegan cuando el médico le dice que su hijo está completamente sano y que lo que tiene es un cólico del lactante, un episodio muy común que sufren el 25 por ciento de los bebés.
Semanas de llantos
Pero descubrir lo que pasa no acaba con los llantos y aún quedan muchas semanas en las que le tocará armarse de toda la calma del mundo pues, aunque es pasajero y acabará por sí solo, este problema suele comenzar entre la segunda y la cuarta semana de vida y no finaliza hasta el tercer o cuarto mes. Prácticamente un trimestre, aunque también pueden ser unas pocas semanas, en el que oirá a su bebé llorar, sin que normalmente nada pueda consolarlo, al menos durante tres horas al día y como poco dos o tres veces a la semana. Es como si hubiera un reloj que despertara su llanto siempre a la misma hora, normalmente por la tarde, entre las seis y las ocho, aunque puede ocurrir en cualquier momento.
Normalmente el cólico comienza tras las tomas y mientras llora sin consuelo su piel se enrojece y es muy posible que encoja las piernas sobre el abdomen, tenga el vientre inflamado y esté inquieto, molesto, irritable y agitado. En algunos casos también presenta estreñimiento, acumulación de gases y regurgitación.
Movimiento y masajes
Aunque parezca increíble, para algo tan banal como el cólico del lactante no hay un tratamiento definido. No obstante, algunos gestos pueden ayudar a calmar el llanto. Siéntese al lado de su cuna y acaricie al niño. Si las lágrimas persisten, acúnelo, pasee con él en brazos o en su cochecito o siéntese en una mecedora e intente que se calme con su vaivén. El movimiento y la vibración suelen tranquilizarlos.
Además, la música no sólo calma a las fieras; también relaja a los más pequeñitos de la casa.
Es posible que note un poco de alivio en su hijo si le coloca boca abajo sobre su antebrazo, pone la otra mano en su vientre y lo masajea en el sentido de las agujas del reloj. También puede probar a colocarlo estirado boca a bajo sobre su regazo y masajearle la espalda o darle palmadas suaves en ella o a sumergirle en un baño con agua tibia.
Haga todo lo que esté en su mano para que trague el menos aire posible. Con el chupete y cuando llora ya lo hace, por lo que se ha de reducir al mínimo el que entre dentro de su cuerpecito mientras come. Por ello, si le da pecho que no sea durante más de diez minutos y si le da el biberón coloque éste tan vertical como le sea posible. Además, es preferible que no llegue a la hora de la comida con hambre, pues de ser así comerá con ansia y tragará más aire. Cuando termine cójalo unos minutos en brazos e inclínelo en varias direcciones para que eructe y expulse bien los gases.
Cómo actuar
Recuerde, no dé a su bebé ningún medicamento o infusión ni cambie su alimentación sin consultar con el pediatra; él le indicará el tratamiento más adecuado. En ocasiones ciertas infusiones ayudan en digestiones dificiles y otros problemas gastrointestinales leves, como los preparados granulados de disolución instantánea, de venta en farmacias, en cuya composición llevan manzanillas, hinojo y anis verde, entre otros componentes. En lo que respecta a la alimentación, los cólicos pueden responder, por ejemplo, a una alergia a las proteínas de leche de vaca, presentes en leches de inicio o continuación.
Y no olvide dejar los nervios a un lado y estar tranquilo. Si cuando le coge entre sus brazos su corazón late a mil por hora y está alterado, no tenga ninguna duda de que su bebé llorará aún más. Relajándose da un gran paso para que el problema se acabe.
Causas del cólico del lactante
Algunas teorías consideran que la causa del cólico del lactante se deriva de la alergia a las proteínas de la leche de la vaca. Lo cierto es que sí ha habido algunos niños con cólicos muy intensos que mejoran cuando pasan a ser alimentados con leches especiales, pero los casos son mínimos. Es más, no se puede achacar todo a estas proteínas cuando el número de cólicos es casi el mismo entre los niños que toman leches de inicio o continuación y los que toman el pecho.
Otra posible causa que se está estudiando es el propio carácter del bebé y su adaptación al mundo exterior o al ciclo de vigilia-sueño, mientras otros expertos apuestan por la inmadurez del intestino como causa del problema, aunque aún no se ha podido confirmar nada al respecto.
FUENTES: Asociación Española de Pediatría, Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. www.elperiodicodelafarmacial.es
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