Antes de adentrarnos un poco más en el tema que nos ocupa haremos un pequeño paréntesis con un tema que bien merece la pena dedicarle un poco de atención. Después de todo, el osteópata utiliza la manipulación como la principal herramienta para desarrollar y aplicar su terapia. Nos centraremos en comprender el significado de la manipulación, su naturaleza y cómo se desarrolla.
La manipulación es pues una movilización pasiva, pero ligeramente forzada, que tiende a llevar el juego articular un poco más allá de su movilidad habitual, sin sobrepasar el límite que impone la naturaleza anatómica de la o las articulaciones.
Si así se determina como necesario, pueden verse implicados todos los movimientos naturales como la rotación, latero flexión, flexión extensión, solos o combinados. De esta manera, vamos a considerar la manipulación como un acto terapéutico preciso, cuyas coordenadas están determinadas por un examen previo, y bien definido, con unas indicaciones concretas.
Una vez situado el osteópata en una posición correcta, la manipulación se compone de tres tiempos:
1.- Puesta en posición para manipular.
2.- Puesta en tensión.
3- La impulsión manipulativa.
Vamos a imaginar una manipulación del cuello en rotación izquierda. El paciente en decúbito supino, el osteópata le coge la cabeza con sus dos manos, le rota el cuello hacia la izquierda hasta que tiene la impresión de haber llegado al límite de su movimiento natural. Al mismo tiempo que realiza dicha rotación se colocará la cabeza del paciente en la posición exacta para la manipulación. Rotación más ligera extensión. Si a partir de este lugar vuelve al punto de partida y repite el mismo movimiento varias veces, decimos que estamos realizando movilizaciones en rotación izquierda. Pero si habiendo realizado la puesta en tensión, se impulsa bruscamente con un pequeño movimiento seco y muy breve, suplementario de la posición adquirida, se tiene la impresión de que una resistencia ha cedido y que el segmento es cuestión alcanza unos grados más. Esta maniobra se acompaña de un chasquido característico. Este movimiento seco, breve, único, ejecutado a partir de la puesta en tensión es la manipulación.
La manipulación que debe siempre realizarse a partir de la puesta en tensión debe ser muy controlada por el osteópata y exige cierta experiencia. La manipulación debe resultar siempre indolora. Un gran movimiento con inercia, violento y poco medido puede ser doloroso y entraña un grave peligro para el paciente.
En cuanto al chasquido tan peculiar que se produce al manipular, y que parece que es sinónimo de haber hecho bien las cosas, no quiere decir que siempre es así. No hay que dejarse engañar.
El ruido se puede producir en cualquier articulación del cuerpo por un fenómeno de cavitación. Al separar la articulación se forma una burbuja de vació en el líquido sinovial; los gases se precipitan y provocan el ruido de chasquido. El ruido no es testimonio de una maniobra lograda. La manipulación solo tiene efecto positivo cuando se realiza en la buena articulación, en el buen sentido y por buen motivo.
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