El efecto del tabaco en las enfermedades coronarias

El fumar tabaco es un factor de riesgo asociado a las enfermedades cardiovasculares que prácticamente todos conocemos. Analicemos más a fondo el efecto del tabaco sobre el organismo, y en especial sobre nuestro corazón y sistema circulatorio.

Numerosos estudios han demostrado que la proporción de enfermedades coronarias entre los varones fumadores entre 30 y 50 años es tres veces más alta que entre los no fumadores. Las estadísticas también han confirmado que la arteriosclerosis está más extendida y es más grave entre los fumadores que entre los no fumadores. La razón de esto es que el fumar tabaco aumenta la cantidad total de colesterol en la sangre, puesto que aumenta el nivel de LDL y también puede disminuir los niveles altos beneficiosos de HDL.

Cómo afecta al corazón el tabaco

La nicotina impulsa al cerebro a liberar cantidades extra de adrenalina, hormona que acelera el latido del corazón. Como el corazón late más rápido necesita más oxígeno, y tiene que bombear más duramente y más aprisa para compensar esta necesidad. Si por otras razones las arterias coronarias ya están algo bloqueadas el aumento de la carga de trabajo puede ser fatal para el corazón.

La adrenalina puede además producir irregularidades en el latido del corazón y constriñe los vasos sanguíneos, lo cual provoca que la presión sanguínea se eleve notablemente.

Cuando se absorbe nicotina se liberan ácidos grasos que pueden promover la formación de coágulos de sangre, causa de numerosos infartos.

El monóxido de carbono y la rutina

El monóxido de carbono que genera el tabaco en su combustión es otro de los peligros del fumar. Este gas puede reducir hasta un 20% la cantidad de oxígeno que transporta la sangre.

La proteína rutina que se halla en las hojas del tabaco se ha descubierto que pone en marcha una cadena de acontecimientos cuyo resultado final es la acumulación de coágulos de sangre en las paredes del corazón y en las arterias coronarias.

El efecto del tabaco en las mujeres

Sabemos que la mujer tiene una protección natural contra las enfermedades del corazón mientras que es fértil. Pues bien, el tabaco elimina parte de esta protección contra los ataques cardíacos. Una mujer que fuma tiene dos veces más probabilidades de contraer una enfermedad coronaria que las que no fuman.  Por otra parte, el fumar tabaco puede incluso adelantar la menopausia según estudios más recientes. Después de la menopausa, la incidencia de las enfermedades cardiovasculares aumenta de manera muy significativa.

Si la que fuma es una mujer embarazada entonces pone en riesgo no solo la salud de su corazón sino el de su hijo ya que la nicotina tiene los mismos efectos nocivos tanto en ella como en el niño no nacido. La nicotina aumenta el ritmo cardiaco del feto y su presión sanguínea, y reduce el suministro vital de oxígeno.

Por otra parte, fumar cigarrillos bajos en nicotina no es de gran ayuda si el fumador inhala la nicotina más profundamente o fuma más a menudo. La clave está en dejar de fumar totalmente, ya que es la manera de poder eliminar por completo el riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular. De hecho las estadísticas demuestran que los antiguos fumadores tienen la misma tasa de muerte por enfermedades cardiovasculares que las personas que nunca han fumado.

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