La salud emocional está muy relacionada con la felicidad, por lo tanto si queremos que nuestros hijos se sientan felices en la complicada etapa adolescente, su salud emocional puede ser crucial. ¿Pero cómo podemos ayudarlos en un aspecto tan íntimo? De eso hablaremos aquí hoy.
¿De qué trata la salud emocional?
Una persona con buena salud emocional reacciona de forma adecuada y controlada ante eventos profundos de naturaleza sentimental. Por lo general son personas positivas, no reaccionan jamás de manera violenta, respetan los valores y dejan que sus sentimientos fluyan.
Una persona con mala salud emocional, frecuentemente no sabe cómo manejar situaciones complicadas, se deja llevar por la ira o el llanto, se comportan de forma agresiva o violenta, o en otros casos se deprimen con facilidad o tienen pensamientos suicidas.
La mejor forma de saber cuándo alguien no goza de salud emocional es a través de sus reacciones fuera de proporción o que no están en concordancia con la situación.
¿Cómo tener una buena salud emocional?
La formación familiar, la educación en valores, el cariño de los padres y una alta autoestima son los ingredientes que ayudan a desarrollar una buena salud emocional, así como el ejemplo que reciben los niños de los adultos a su alrededor.
Si cómo padres canalizamos correctamente nuestras propias emociones, nuestros hijos copiaran nuestro comportamiento, no obstante algunas veces, otros factores internos y externos pueden alterar negativamente las emociones de los adolescentes.
Los adolescentes tienen las emociones a flor de piel
Debido a sus cambios físicos y hormonales, los adolescentes pueden experimentar un incremento desbocado de sus propias emociones, que los llevan a reaccionar exageradamente ante eventos simples.
Los chicos por lo general, con el aumento de testosterona se tornan irascibles, responden gritando, e incluso pueden golpear o agredir a alguien en su percepción alterada de la situación. Las chicas por otro lado con la llegada del periodo y los niveles elevados de progesterona, suelen estar hipersensibles, llorar con facilidad, sentir celos desproporcionales, o ímpetu sexual que confunden con enamoramiento digno de una novela de Shakespeare.
Todo esto por supuesto es normal, no obstante si nos preocupa su salud emocional, o estamos observando una actitud que no tiene que ver con su desarrollo adolescente, debemos monitorearlos para determinar si hay algún problema que no tiene que ver con sus emociones.
Por ejemplo si andan cabizbajos, asustados, tienen baja autoestima o desean saltarse sus actividades escolares, puede que estén siendo víctimas de bullying o cyberbullying, en cambio si pasan demasiado tiempo pendientes de sus teléfonos u otros aparatos, podrían estar sufriendo de adicción al internet o siendo víctimas de grooming.
Recomendaciones generales para lograr una buena salud emocional junto a tus hijos
Promueve las actividades en la naturaleza, los paseos familiares, las actividades extracurriculares, o cualquier evento que tenga impacto positivo en sus vidas, pues la energía armoniosa en el ambiente puede relajarlos y ayudarlos a ver el lado bueno de las cosas y no sufrir demasiado por pequeños problemas.
Así mismo es recomendable que supervises sus movimientos online, pues en internet existen muchos peligros que pueden dañar no solo su salud emocional, sino su desarrollo como personas e individuos de una sociedad.
Autora: Catalina Lopez Zuluaga
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