Nacidas por la necesidad que se tenía antiguamente de conservar mejor los alimentos y tenerlos a mano en épocas de escasez, las conservas caseras siempre han estado relacionadas con la cocina tradicional. Hoy en día, estos alimentos han pasado de ser una comida básica a convertirse en una auténtica ‘delicatessen’.
Las conservas caseras, como su propio nombre indica, sirven para guardar los alimentos en perfecto estado sin que se dañen ni pierdan su sabor a causa del paso del tiempo. Se trata de un magnífico fondo de despensa que conviene tener siempre a mano.
Esta técnica culinaria se ha convertido en todo un arte, de hecho, los mejores chefs del país siempre las tienen a mano en sus cocinas. Pero, ¿para qué ir a un restaurante carísimo si podemos tenerlo en casa? Siguiendo las pautas que te damos a continuación, realizarás unas conservas exquisitas y te costará muy poco.
La higiene: elemento básico
El objetivo principal de las conservas caseras es preservar los alimentos durante un tiempo, sin modificar ninguna de sus propiedades. Para ello, debemos tener especial cuidado al manipularlos. Sólo así garantizaremos que se conservan en perfecto estado a lo largo de los meses.
De todas formas, también es importante tener en cuenta que, sea cual sea el método de conserva que utilicemos, los alimentos deben ser de primera calidad y no presentar signos de maduración. Además, nunca debemos olvidar lavar bien los utensilios, los tarros donde vayamos a introducir la conserva y, por supuesto, las manos.
Cómo hacer una conserva
1. Elegir el recipiente: Debemos usar un tarro de cristal (puede ser reutilizado), asegurándonos de que no presente golpes ni tenga restos de humedad y óxido. Antes de usarlos conviene esterilizarlo, hirviéndolo durante 15-30 minutos.
2. Rellenar y sellar: al rellenar los tarros, debemos dejar dos centímetros de aire en la parte de arriba, por si el alimento se expande cuando se hierva.
3. Esterilización de las conservas: introducir los tarros en una olla con agua, cubriendo hasta el cuello y cocerlo durante unos 40 minutos a fuego medio.
4. Conservación: después de la cocción, debemos dejar que los tarros se enfríen y comprobar que ninguno pierde líquido.
5. Etiquetado: antes de almacenar los tarros, conviene etiquetarlos especificando el contenido, el peso, la fecha de envasado y el tipo de conserva.
6. Lugar fresco y seco: las conservas deben guardarse en un lugar sin luz y con buena ventilación.
7. Duración: conviene que las conservas no se almacenen durante más de un año.
Conservas vegetales
El primer paso para hacer conservas de verduras es introducirlas, enteras o en trozos, dentro de una cacerola con agua y vinagre, y cocerlas a fuego suave durante unos pocos minutos, para escaldarlas. Luego, basta con introducirlas en tarros de vidrio, previamente esterilizados, y cubrirlas con aceite, vinagre o vino blanco.
Otra forma de conservar las verduras es cubrirlas con la mezcla de 300 gramos de sal marina disuelta en un litro de agua. Si optamos por este método, es importante que el tarro sea de cerámica o incluso de madera, y tenga el cierre hermético. Esta técnica se conoce desde la antigüedad y da muy buenos resultados.
Conservas de frutas
Las confituras y mermeladas de frutas tienen un sabor exquisito y combinan muy bien con todo tipo de platos dulces y salados. Además, pueden conservarse por un tiempo muy largo. Otro ejemplo de conservas de este tipo son la fruta en almíbar, compotas, jaleas e incluso pasta de frutas.
La mejor forma de hacer una conserva de frutas es trocearla, introducirla en un tarro de cristal, cerrarlo bien e introducirlo en una olla a presión durante 20 minutos (desde que empieza a salir vapor). Podemos sustituir la olla a presión por una olla convencional e introducir el tarro en su interior utilizando el método del baño María. El tiempo necesario depende mucho del tamaño del recipiente y de la cantidad de producto que haya dentro, pero normalmente suele tardar entre una y dos horas.
Otros métodos de conservas
· Adobo: caldo, y especialmente el compuesto de vinagre, sal, orégano, ajos y pimentón, que sirve para sazonar y conservar las carnes y otras cosas.
· Confitado: baño de azúcar con el que se cubren frutas o semillas para hacerlas más agradables al paladar.
· Deshidratación: se trata de eliminar el agua del producto para que los microorganismos tengan más difícil su desarrollo, por el bajo grado de humedad.
· Escabeche: salsa o adobo que se hace con aceite frito, vino o vinagre, hojas de laurel y otros ingredientes, para conservar y hacer sabrosos los pescados y otros alimentos, como las carnes de caza.
· Salazón: se cubre el alimento de sal, absorbiendo la humedad y deshidratándolo parcialmente.
Añadir nuevo comentario