¿Cuál es la relación entre los omega-3 el COVID-19?

Un pequeño estudio piloto ha investigado acerca de la posible conexión entre los niveles de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA y el bienestar en sujetos afectados por la pandemia.

Se ha hablado mucho sobre la vitamina D y el zinc, pero un nutriente importante que se ha pasado por alto en gran medida son los ácidos grasos omega-3, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Se encuentran principalmente en pescados grasos como salmón, atún blanco, sardinas y arenques, así como en suplementos dietéticos a base de aceite de pescado, aceite de krill o incluso aceites de algas. Estos ácidos grasos también pueden desempeñar un papel potencial en la lucha contra el COVID-19.

Los niveles de citocinas

Los descubrimientos científicos sobre los mecanismos de acción de EPA y DHA indican que los omega-3 son muy efectivos para ralentizar e incluso resolver la inflamación1. Los niveles de citocinas pueden tener algo que ver con esto.

Las citocinas son proteínas secretadas por algunas células inmunitarias que pueden provocar reacciones inflamatorias excesivas como hinchazón, dolor y fiebre. En este sentido, los ácidos grasos omega-3 han mostrado una relación con las citocinas. Las personas que tienen niveles sanguíneos más altos de EPA y DHA tienen niveles sanguíneos más bajos de muchas citocinas2. Además, cuando las personas reciben suplementos de omega-3, los niveles de citocinas disminuyen lentamente. Esto significa que las células inmunes e inflamatorias están produciendo y secretando menos citocinas.

Omega-3 y el sistema inmune

Por otra parte, se ha demostrado que los omega-3 respaldan algunos problemas autoinmunes, como la artritis4 y el lupus5, entre otras afecciones más benignas, como el ojo seco6. Las propiedades antiinflamatorias del EPA y el DHA también pueden servir para aquietar las células y hacerlas menos sensibles7.

Los estudios en curso actuales están explorando si complementar a las personas con omega-3 ante los primeros signos de infección por COVID-19. Algunos cintíficos confían en que esto servirá de ayuda a la hora de desacelerar la enfermedad y posiblemente salvar vidas. Destaca un estudio piloto publicado recientemente que ha inspirado optimismo con respecto a los omega-3.

El omega-3 y su vínculo con el COVID-19 a examen

El estudio se llevó a cabo entre investigadores del Instituto de Investigación de Ácidos Grasos (FARI) y científicos médicos del Centro Médico Cedars-Sinai. Se trata de un centro que tiene un "biobanco", lugar donde se almacenan las muestras de sangre sobrantes de los pacientes ingresados ​​en el hospital. El propósito de los biobancos es permitir que se realicen investigaciones sobre enfermedades como COVID-19 de una manera expedita que proteja estrictamente la información médica privada de los pacientes.

En la investigación se obtuvieron muestras de sangre de 100 pacientes con COVID-19, junto con otra información como la edad, el sexo o su estancia en el hospital. Asimismo, se analizó el índice de Omega-3 en las muestras. Tratándose de un estudio piloto, las muestras fueron limitadas, pero los hallazgos sugirieron que los niveles altos de omega-3 se correspondían con un menor riesgo de muerte.

Concretamente, de los 14 pacientes que murieron en el estudio piloto, solo uno estaba en el “cuartil” más alto. Los 13 restantes estaban en el grupo con un índice de Omega-3 por debajo del 5,7%. Al analizar los datos estadísticamente, se encontró que el grupo con el índice de Omega-3 más alto tenía un 75% menos de probabilidades de morir de COVID-19 en comparación con aquellos con un índice de Omega-3 por debajo del 5,7%.

Conclusiones

Aunque no es “estadísticamente significativo” según los estándares habituales, como estudio piloto, los hallazgos fueron suficientes para exigir que se llevaran a cabo más estudios. Las investigaciones del futuro deberían estudiarse “con mayor amplitud” según los autores, con el objetivo de confirmar o refutar las observaciones.

Los ácidos grasos omega-3 son nutrientes que tienen muchos beneficios para la salud. Una dieta constante con alto contenido de EPA y DHA puede elevar el índice de Omega-3 muy por encima del 5.7% si se mantiene de manera constante. Por ello, la ingesta regular y controlada de este valioso nutriente puede terminar siendo un poderoso escudo nutricional que las personas pueden esgrimir contra la situación que nos ha tocado vivir.

Referencias

  1. Calder PC. Omega-3 fatty acids and inflammatory processes: from molecules to man. Biochem Soc Trans. 2017;45:1105-1115.

  2. Fontes JD et al. Red blood cell fatty acids and biomarkers of inflammation: A cross-sectional study in a community-based cohort. Atherosclerosis. 2015;240:431-436.

  3. Li K et al. Effect of marine-derived n-3 polyunsaturated fatty acids on C-reactive protein, interleukin 6 and tumor necrosis factor alpha: a meta-analysis. PloS one. 2014;9:e88103.

  4. Dawczynski C et al. Docosahexaenoic acid in the treatment of rheumatoid arthritis: A double-blind, placebo-controlled, randomized cross-over study with microalgae vs. sunflower oil. Clin Nutr. 2018;37:494-504.

  5. Wright SA et al. A randomised interventional trial of omega-3-polyunsaturated fatty acids on endothelial function and disease activity in systemic lupus erythematosus. Ann Rheum Dis. 2008;67:841-848.

  6. Park J et al. Effects of the re-esterified triglyceride (rTG) form of omega-3 supplements on dry eye following cataract surgery. Br J Ophthalmol. 2020. DOI:10.1136/bjophthalmol-2020-317164.

  7. Calder PC. Marine omega-3 fatty acids and inflammatory processes: Effects, mechanisms and clinical relevance. Biochim Biophys Acta. 2015;1851:469-484.

  8. De Roos B et al. Long-chain n-3 polyunsaturated fatty acids: new insights into mechanisms relating to inflammation and coronary heart disease. Br J Pharmacol. 2009;158:413-428.

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