Ayuno, Depresión y Jet Lag

Científicos americanos han demostrado que la grelina, una hormona relacionada con el apetito y el crecimiento, actúa como un mecanismo de protección frente a síntomas de depresión y ansiedad que puede causar el estrés en animales de experimentación. Según la revista científica Nature Neurosciencie, esta hormona del hambre aumenta sus niveles en sangre cuando se restringe el aporte alimentario y, curiosamente, no empeora el humor, sino que produce menos síntomas de depresión que la sufrida por los congéneres que tenían libre acceso a los alimentos.

Quizá por esta razón las personas que ayunan, en un ambiente tranquilo, no sólo no suelen mostrar signos de depresión, sino que son frecuentes en ellos momentos de euforia y bienestar.

Por otra parte, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard han observado que una manera fácil de aminorar los efectos del “jet-lag” (el desajuste horario en viajes aéreos de larga distancia este-oeste o viceversa) es ajustar el horario de las comidas a los de la nueva situación geográfica.

Nuestro principal reloj interno que regula el ciclo diario sueño-vigilia es muy sensible a la luz diurna, pero según publica Science ahora sabemos que existe otro “reloj interno” sensible a los horarios alimentarios que permite reemplazar el reloj circadiano “maestro”. Así pues la solución es no comer nada (mantiene despierto) durante el vuelo y ajustar la comida al nuevo horario del país receptor.

 

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