Envejecimiento y radicales libres

“¿Por qué envejecemos?, porque nos oxidamos”. Así de rotunda fue la explicación del doctor José Sabán, jefe de la Unidad de Patología Endotelial del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, cuando se le planteó dicha pregunta durante el Seminario Minute Maid para medios de comunicación “Antioxidantes: más de 4.000 formas de cuidar la salud”, celebrado recientemente en la Granja de San Ildefonso (Segovia).

Alguien podría pensar que ello nos asemeja a una vieja lata de conservas tirada en la basura, y quizá no andaría muy desencaminado, pero tratándose de seres vivos, el proceso es más complejo. Durante el transcurso de este seminario, que contó con el aval de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), quedó puesto de manifiesto que existen múltiples teorías acerca del complejo proceso de envejecimiento, pero ninguna de ellas por sí sola es capaz de explicarlo completamente. No obstante, el doctor Pedro Jaén, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, recalcó que entre las teorías más aceptadas al respecto estaría "la de los radicales libres". Según este especialista, el envejecimiento del organismo vendría dado por el daño que estos elementos producen en los tejidos, de tal manera que conforme el individuo envejece, habría un desequilibrio entre radicales libres y defensas antioxidantes del organismo.

¿Cuestión de genes?

En todas las teorías sobre el proceso de envejecimiento interviene la genética, aunque su acción en esta área todavía se conoce muy poco. Aún así, los expertos aseguran que cuando se habla sólo de longevidad, la genética juega un papel fundamental independientemente de los hábitos de vida. A juicio del doctor Sabán, "uno no pasa de los 100 años sólo por los avances de la medicina o porque se cuide; en estos individuos lo más importante es la genética y ello explica que ese tipo de personas longevas se de más en determinadas familias y en determinadas regiones geográficas".

En suma, la oxidación de los tejidos condiciona la edad biológica (independiente de la cronológica), lo cual permite diferenciar no sólo la edad verdadera entre individuos, sino entre células, tejidos e incluso órganos, de tal manera que algunos individuos podrían tener un corazón más viejo que su riñón y viceversa.

La piel, un chivato

A la piel se le atribuye el papel de "detector de la edad" y, de hecho, las células del tejido cutáneo, al igual que las del resto del organismo, acusan los efectos oxidativos. La oxidación en la piel está implicada en el desarrollo de tumores malignos en las tres fases: iniciación, promoción y progresión, al inducir modificaciones estructurales en el ADN celular. En palabras de los especialistas, otros trastornos inflamatorios, como la psoriasis, el acné y las reacciones alérgicas podrían estar también parcialmente condicionados en su patogénesis por estos procesos de oxidación.

Prevenir es la cuestión

Si se admite que la oxidación es lo que añade "años" a nuestros órganos, el planteamiento una vez más es cómo paliar sus efectos. La prevención aquí comienza con medidas cardiosaludables, consideradas por derecho propio como medidas antienvejecimiento. Entre estas destacan, sobre todo, evitar el estrés, el sobrepeso, el tabaquismo y fomentar la actividad física, huir de la exposición excesiva a luz solar y prestar atención a la dieta.

En relación con la piel, verdadero escaparate del proceso de envejecimiento, sus mayores enemigos son la exposición al sol, el hábito tabáquico y la dieta pobre en antioxidantes, aunque este último factor es menos conocido. La ciencia estudia actualmente el papel de los antioxidantes tópicos y orales, y de hecho la vislumbra como una de las áreas de mayor interés en la promoción de la salud cutánea de cara al futuro.

¿Qué son los radicales libres?
Los radicales libres son átomos, por lo general de oxígeno, altamente reactivos e inestables, que se liberan cuando el alimento es metabolizado en nuestras células para producir energía. También se producen por influencias externas cuando nuestro organismo recibe el impacto de diversos contaminantes o radiaciones.

La inestabilidad de los radicales libres se debe a que han perdido uno de sus electrones e intentan reponerlo tomándolo de otros átomos. Esto crea una reacción en cadena que ocasiona grandes daños a nuestras células, lo que se manifiesta en envejecimiento y en distintas enfermedades.

CONSEJOS PARA UN ENVEJECIMIENTO SALUDABLE
1. Una adecuada educación médica desde la infancia en la que se divulguen los beneficios de la práctica regular de ejercicio y de una dieta correcta.

2. Diagnóstico precoz y prevención de todas las enfermedades relacionadas con la edad, no solo las cardiovasculares. Las patologías neoplásicas, neurodegenerativas, urológicas, ginecológicas, del aparato locomotor, la vista y el oído han de ser tenidas en cuenta.

3. Comenzar a preocuparse por la salud antes de que aparezcan los problemas, es decir, antes de los 40 años en mujeres y de los 50 en varones.

4. Evitar la automedicación. Un vigilancia médica de al menos una vez al año es siempre aconsejable, siendo imprescindible en pacientes polimedicados.

FUENTE: Dr. José Sabán, jefe de la Unidad de Patología Endotelial del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

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