Parto natural en el hospital

En el año 1985, la OMS hizo unas recomendaciones referentes a la asistencia de los partos que no han sido tenidas en cuenta por la gran mayoría de los hospitales españoles ni fomentadas por los máximos responsables de la sanidad.

Ya hace tiempo que las mujeres han pedido una atención al parto más personalizada, más participativa y que se racionalice la medicalización de un proceso que, lejos de ser patológico, tendría que ser natural y gozoso. Por su parte, las instituciones públicas ya se cuestionan el alto nivel de intervencionismo en el parto normal, porque suele constituir un factor de vulnerabilidad e insatisfacción de la mujer y su familia con respecto a la experiencia del parto.

La Confederación Internacional de Matronas (CIM) ha lanzado una campaña con el objetivo de sensibilizar y fortalecer a las comadronas en sus competencias para asistir partos normales, crear opinión entre las mujeres y la sociedad sobre la asistencia al parto normal por las comadronas, reflexionar con las sociedades científicas sobre la  importancia del parto normal y ser un referente en el Ministerio de Sanidad y en las respectivas consejerias de salud. En Cataluña, en Marzo del 2007 el Departament de Salut lanza el “Protocol per a l’assistència natural al part normal”, cuyo objetivo es que cada vez más hospitales ofrezcan este tipo de asistencia a aquellas mujeres que lo deseen y cumplan los criterios de inclusión (embarazo de riesgo bajo o medio).

Más tarde, el mismo año, se edita el documento de consenso “Iniciativa Parto Normal”, elaborado por y para las comadronas y que será el motor para la puesta en marcha del cambio en la atención al parto hospitalario.


PARTO HOSPITALARIO
Generalmente el parto hospitalario ha sido sinónimo de parto dirigido por un equipo obstétrico de guardia (ginecólogo y comadrona o enfermera). En un sistema así, poco importan las necesidades individuales de cada mujer. La mujer, al llegar al hospital, queda sujetada a un monitor y si se comprueba que va de parto se la prepara y se le proporciona suero con occitocina sintética, el famoso gota a gota. La mujer no puede moverse, no se le permite comer ni beber.

Cuando el dolor es insoportable, sólo se dispone de la epidural. Llegados a la dilatación completa, se la traslada a la sala de partos, en donde ya son pocas las mujeres que se sienten con fuerzas y ganas de empujar para que nazca el bebé. Y aquí el profesional tiene que intervenir, con instrumento o presionando la barriga y con una episiotomía.

Una vez ha nacido el bebé, se entrega a otro profesional para que le aspire las secreciones, le seque, le administre una serie de medicamentos, le pese y le vista antes de devolverlo a su madre.

Estas intervenciones suelen convertirse en rutinas molestas, dolorosas y no carentes de riesgos. La mayoría de estos procedimientos pueden ser útiles en situaciones específicas, pero nunca en todos y cada uno de los nacimientos.


UN PARTO DISTINTO
Debemos devolverle al hecho del nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer, el bebé y el resto de la familia, respetando los tiempos de la naturaleza, distintos en cada mujer.

Si permitimos que los verdaderos protagonistas vivan este momento con la entrega que  se requiere, saldrán fortalecidos como seres humanos y los profesionales solo deberán intervenir cuando sea estrictamente necesario. Para cubrir las necesidades individuales de cada mujer, se debe crear una relación de confianza y respeto e involucrar a la mujer en la toma de decisiones durante el embarazo y el parto. La mujer debe sentirse segura de escoger lo que cree más conveniente para ella después de discutirlo con los profesionales. De aquí saldrá su plan de nacimiento, un documento que van  incorporando los hospitales y donde la mujer manifiesta sus deseos para la hora del parto.

Este trato respetuoso no altera el proceso fisiológico. El cuerpo de la mujer que se siente segura, acompañada, comprendida y poco observada no produce adrenalina. La  adrenalina inhibe la secreción natural de oxitocina, que es la hormona natural que desencadena las contracciones. Lo que se está promoviendo en los hospitales es este tipo de cuidado ampliamente avalado por la evidencia científica, y el profesional más preparado para prestarlo es la comadrona, de una forma autónoma, esto es, sin  supervisión médica. El médico actuará cuando la comadrona detecte que el proceso se desvía de la normalidad y la salud de la madre o el bebé corren algún riesgo. Así en el hospital podemos y debemos permitir que la mujer tenga libertad de movimientos, pueda comer y beber, escoja quien desea que la acompañe y decida qué métodos  alternativos quiere que se le apliquen en caso de dolor.

Ya en 1935, Dame Janet Campbell, la responsable del departamento de salud materno infantil del ministerio de sanidad inglés dijo: “Es fácil que en la atmósfera profesional del hospital olvidemos que a menudo la experiencia del parto puede ser aterradora,  sobretodo para la mujer joven e inexperta. Es fácil olvidarse de lo útil que es la gentileza y la consideración para confortarla y relajarla. Igualmente hay que explicarle todo para disminuir el miedo y la ansiedad. Una mujer plácida es más fácil que consiga un parto fácil que una que tiene mucho miedo o se siente presionada. Este tipo de trato debe formar parte de nuestra buena praxis, así como de todas nuestras relaciones humanas”.
 

Debemos devolverle al hecho del
nacimiento su verdadero sentido,
respetando los tiempos de la
naturaleza, distintos en cada mujer

 

Autora: SÍLVIA DÍAZ-MAROTO PEDRET
Supervisora de Sala de Partos


Fuente: http://www.laeco.net/
 

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Comentarios

hola soy melisa mi pregunta es que estoy embarazada y tengo calculos en la vesicula que tengo que hacer,me afecta en el embarazo.

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