Un trabajo de investigación dirigido por el Dr. Dean Ornish, de la Universidad de California (EEUU), sugiere que llevar una vida sana no solamente mejora nuestra salud, sino también la de nuestros descendientes. Al cabo de pocos meses, la práctica de hábitos saludables actúa reforzando genes protectores de enfermedades, a la vez que desactiva un buen número de los que las favorecen.