La bioconstrucción
El ser humano a lo largo de su historia se ha ido adaptando a los cambios energéticos terrestres. Pero en los últimos pocos cien años los progresos técnicos e industriales han alterado notablemente las constantes bioenergéticas.
Los materiales naturales como la madera, el corcho, la piedra, el barro, las fibras animales o vegetales, poseen una resonancia magnética mucho más armónica con nuestro organismo que la mayoría de los materiales sintéticos o productos de complejas transformaciones químicas: cemento, plásticos, aislantes artificiales, exceso de metal. De todo esto se desprende la necesidad del uso de prendas de vestir naturales: seda, algodón, lana, lino, etc.
También nuestra casa la podemos considerar como otra piel que nos envuelve.
Por eso debería estar ubicada: a media altura entre la colina y un curso de agua, protegida de los fuertes vientos, rodeada por árboles altos de diversas especies, bien expuesta a la purificadora radiación solar; sin olvidar, por supuesto, una correcta orientación magnética y rehuyendo las corrientes telúricas y cruces magnéticos.
Tendremos en cuenta los materiales de construcción, que emanan radiaciones más o menos importantes, en magnitudes que van desde los 20/50 mrad/a de la madera a los 50/250 mrad/a de ciertos tipos de hormigón. También vigilaremos el tipo de aislamiento de las paredes, así como el material de los muebles y el piso del hogar.
Cómo reconocer la insalubridad de una vivienda
A continuación se exponen algunos síntomas de una mala vivienda y sus posibles causas.
- Grietas. Venas de agua subterránea, fallas del subsuelo y otras anomalías telúricas.
- Humedad. Edificada sobre capa freática.
- Mohos. Mal aislamiento, venas de agua subterránea.
- Olores desagradables. Habitaciones expuestas a energías telúricas y mal ventiladas. Fosas sépticas y sanitarios ubicados sobre venas de agua o corrientes telúricas huelen mal.
- Frío. Casas situadas en zonas geopáticas.
- Angustia, vértigos y mareos. Perturbación constante del medio habitado.
- Sofoco. Deficiente ionización del aire.
Además de todo esto hay que preguntar:
-- ¿Duerme mal y tiene sueños desagradables o pesadillas?
-- ¿Se levanta cansado por las mañanas?
-- ¿Siente algún dolor al levantarse, que luego desaparece durante el día?
-- ¿Reacciona desfavorablemente a los cambios atmosféricos?
-- ¿Padece alguna enfermedad crónica que parece no tener remedio y no se alivia con nada?
-- ¿Es usted depresivo?
-- ¿Padece reuma, artrosis o alergias?
Fuente de la información: "Vivir en casa sana" de Mariano Bueno
Añadir nuevo comentario