Mucha gente que va al médico convencional o a un profesional de la salud sea del tipo que sea, busca la curación, el remedio rápido y la vuelta a su salud perdida.
Pero tenemos que aprender una verdad muy sencilla: no curamos (no podemos hacerlo) una enfermedad. Es al paciente al que debemos cuidar, no a las enfermedades; y debemos entender que nuestra alimentación es una gran constructora de la salud, pero no son “medicamentos” prescritos para suprimir síntomas de una enfermedad o para aliviarla.
¿Qué es lo que produce la curación?
Antes de que ocurra cualquier curación en el organismo, la nutrición adecuada y saludable es fundamental y absolutamente necesaria. ¿Cómo es posible esto? Porque son los elementos químicos de nuestros alimentos los que pueden reconstruir las células, y es en estos donde está la fuente básica de esos nutrientes. Por lo tanto, cualquier tipo de curación real (no enmascaración de síntomas) dependerá del arte curativo de la nutrición.
Los alimentos, incluidos los zumos de frutas y verduras, forman células, tejidos nuevos; y cuando se ha producido, por una parte, un grado suficiente de desintoxicación y de reconstrucción, el cuerpo sana por sí mismo en virtud de las leyes naturales.
Parece ser que se atribuye a Hipócrates la frase: “Nunca comprenderemos las enfermedad hasta que entendamos los alimentos”. El no entendía ni sabía de micronutrientes o de elementos químicos, pero entendía que los alimentos eran clave para el restablecimiento de la salud. De hecho el dijo: “Los alimentos deben ser nuestra medicina, y nuestra medicina debe ser los alimentos”. Por lo tanto si deseamos la curación debemos informarnos de las propiedades de los alimentos disponibles en nuestra región.
Recordemos que los jugos no son suplementos en el sentido de lo que hoy conocemos, sino alimentos, y que el objetivo de todo buen nutricionista debe ser conseguir un régimen equilibrado de alimentos completos, puros y naturales.
Sin embargo, de nada sirve todo lo que se está escribiendo o leyendo si nosotros no nos responsabilizamos personalmente en la curación de nuestras enfermedades. Tenemos que preocuparnos por mantenernos sanos, si no ¿quién lo hará?
La enfermedad puede aparecer cuando no hay cuidado de uno mismo, cuando no se le dan al cuerpo los alimentos apropiados, cuando nuestros alimentos han sido manipulados por el hombre sin el cuidado apropiado.
Sin embargo, la meta no se consigue al día siguiente que ha comenzado con su dieta. De la misma manera que no nos enteramos de cómo se produce o cuál es el origen de las enfermedades, nunca oirá, sentirá o verá lo que una sola ensalada hará por usted; pero si come una ensalada diaria durante un año, comprobará el bien que le ha hecho.
Lo mismo ocurre con los zumos, si tiene la costumbre de tomar diariamente jugos durante un año como complemento a su alimentación regular, observará cambios notables en su salud.
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