Recientemente compré en una farmacia unas lancetas que necesitaba, y me las dieron en una bolsa que llevaba impresa una frase que más o menos decía así: “Deje el cuidado de su salud en manos de profesionales”. Rápidamente me vino a la mente la publicidad, enseñanza o propaganda que una y otra vez se le quiere transmitir a la población en general, así como unas cuantas preguntas. ¿Quiénes son esos profesionales? ¿Cuál es el espíritu o intención que hay detrás de ese eslogan? ¿Qué cuidan esos profesionales: la salud o la enfermedad de sus pacientes? ¿De verdad son ellos los responsables de cuidar de la salud de la población? ¿Lo hacen?
Los profesionales de la salud
No dudamos que, primero, los profesionales a los que se quería hacer referencia en la publicidad de la bolsa eran a los farmacéuticos y los médicos. Pero además, tras esas palabras hay toda una filosofía con la que SaludBio no está de acuerdo y que deseamos aclarar para todos los interesados, porque es la clave para entender el motivo que nos ha impulsado a crear esta web. La filosofía de la bolsa en cuestión sería: “usted no se preocupe de su salud, ya que usted no ha estudiado ni farmacia ni medicina, solo nosotros los “entendidos” que tenemos estudios universitarios somos los autorizados y mejor preparados para el cuidado de su salud”.
Entendemos que de alguna manera los farmacéuticos quieran proteger a sus clientes de la automedicación, peligrosa por necesidad, debido a los efectos secundarios tan nefastos que acompañan a los medicamentos que venden. Es como el que se va al campo a coger setas sin tener ni idea de cuáles son las venenosas. Mejor sería que se fuera con un profesional en este campo no vaya a ser que por su falta de conocimiento y tratándose de sustancias tóxicas como las que acompañan a algunas setas pierda la vida. Si la intención de la propaganda de la bolsa era ésa estaría bien; aunque solo leyendo los prospectos que acompañan a los medicamentos tenemos más que suficiente para darnos cuenta del peligro de los medicamentos químicos que nos venden, tanto si son con receta médica o sin ella. Pero nos da la impresión que su intención iba más allá.
¿Inquisición médica?
De alguna manera esa frase: “deje el cuidado de su salud en manos de profesionales” nos recuerda la Inquisición medieval llevada a cabo por la Iglesia Católica en la que se prohibía la lectura de la Biblia en las lenguas vernáculas del pueblo (incluso en latín) no fuera que por no saber latín y no haber estudiado teología en las escuelas católicas dieran una interpretación incorrecta a los Sagrados Escritos y se condenaran con sus interpretaciones. Es decir, “solo los doctos sabemos interpretar correctamente las Escrituras”.
La realidad es que el clero no deseaba que el pueblo conociera la verdad de las fechorías que ellos estaban haciendo y que claramente condenaban las Escrituras. Si al pueblo le hubiesen dado la oportunidad de leer la Biblia éste hubiese descubierto la mentira en la que se basaba su organización. Todos sabemos lo que pasó.
Pues bien, ¿es ese el espíritu que hay tras “deje el cuidado de su salud en manos de profesionales”? Parece como si nos dijeran, usted no se preocupe, nosotros somos los doctos, nosotros sabemos, nosotros hemos estudiado. No lean ustedes mucho sobre temas de salud no vaya a ser que se confundan, se equivoquen y se hagan daño.
Pero ahora resulta que Internet está al alcance de todos. ¡Cuánta información sobre salud –buena y mala- se puede encontrar en la red! ¿Será mejor hacer caso a estos “profesionales” y no confundirnos con tanta información? Esto nos recuerda de nuevo a al Inquisición medieval. Resulta que en aquella época surgieron personas que desobedeciendo los dictados de la Iglesia Católica empezaron a traducir la Biblia a las lenguas del pueblo en la clandestinidad. Por supuesto, la Iglesia los perseguía, los condenaba, y quemaba tanto a ellos como a sus traducciones. Sin embargo, triunfaron. El conocimiento empezó a estar al alcance del pueblo, la gente empezó a leer, a saber, a enterarse de la realidad, de sus fechorías, a sacar sus propias conclusiones, a investigar por su cuenta.
Pues parece que ahora todavía estamos en esa Inquisición médica. ¿Estamos empezando a salir de ella?
Los profesionales de la salud ¿de qué se preocupan? ¿De su salud o de su enfermedad?
Hacemos esta pregunta del subtema porque pensamos que la medicina en general, incluyendo a la alternativa, ha cogido una “deriva “que no favorece a la población en general. Como decíamos antes, la verdadera preocupación no es la salud de las personas sino que sus clientes no se les mueran. Parece dura esta afirmación, pero si el verdadero interés de los laboratorios farmacéuticos y de los médicos fuese la salud de sus pacientes sus estudios se deberían haber dirigido en otra dirección.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en su 22ª edición define medicina como: “Ciencia y arte de precaver y curar las enfermedades del cuerpo humano.” De modo que según esta definición la medicina tiene como objeto LA ENFERMEDAD. Sin embargo, llama la atención la palabra “precaver”, es decir: “Prevenir un riesgo, daño o peligro, para guardarse de él y evitarlo”. ¿Acaso los médicos hacen esto? ¿Y los naturópatas, homeópatas, o terapeutas de la medicina alternativa? Tampoco su preocupación principal es la educación para la salud, sino el curar enfermedades con medios naturales.
¿Qué es la Educación para la Salud?
Les pongo un ejemplo. Si usted es una persona que cada invierno padece de faringitis seguro que acude a su médico para que le cure la faringitis. Su médico, en cuanto le explique los síntomas, y confirme por su inspección que en efecto es faringitis le mandará un medicamento para que se “cure” de su faringitis. Lo que ocurre es que seguro que dentro de dos meses, o el invierno próximo usted volverá a tener faringitis. Así estará usted toda la vida, y más si como a mí y a los de mi generación nos extirparon las amígdalas cuando éramos niños porque resulta que las amígdalas servían para poco.
Pues bien, vaya usted al médico de nuevo, pero ahora que su interés no sea la enfermedad, sino su SALUD. No le diga que padece faringitis, más bien dígale: “Doctor soy una persona que suelo tener faringitis todos los años, ¿qué tengo que hacer para no volver a tener más faringitis?”. Seguro que su médico se quedará con la boca abierta. Primero porque pensará que usted no está bien de la cabeza al hacerle esa pregunta ya que pensará que él no tiene el control sobre sus posibles faringitis. Pero según la definición de medicina que hemos analizado él sí debería explicarle, educarle para que usted pueda prevenir la faringitis y de hecho no tenga más faringitis. ¿Estamos pidiendo imposibles? No necesariamente. Lo que ocurre es que para él la enfermedad es un accidente, algo que es difícil controlar ya que la causa de la enfermedad suele estar en los gérmenes, las bacterias; ahora cada vez los culpables son más los genes; pero usted, pocas veces tendrá la culpa de SU enfermedad.
Un ejemplo práctico
Hace bastantes años tuve una dermatitis seborreica. Llama la atención que las causas de esta enfermedad no se conocen muy bien, por ejemplo en Wikipedia se dice: “Se cree que está causada por la infección del hongo 'Malassezia furfur' (conocido anteriormente como el Pityrosporum ovale) en individuos con poca inmunidad y una alta producción de sebum.”
Según el enlace anterior, si observan, el tratamiento es un champú antifúngico, porque se sospecha que el hongo Malassezia furfur sea el culpable. Además en el protocolo del dermatólogo se dice lo siguiente: “Alimentación, consumo de alcohol: El consumo de alcohol suele incrementar la intensidad de las lesiones de la dermatitis seborreica. Un efecto similar puede producirse por alimentos picantes o muy especiados; por lo demás no es preciso efectuar restricciones dietéticas.”
En efecto me puse el champú. Al principio algo mejor; al poco tiempo, volvió a aparecer con la misma intensidad. En vista del fracaso del tratamiento, cayó en mis manos por casualidad, un libro de medicina natural (que no necesariamente trataba de esta enfermedad) y decidí seguir sus consejos por mi cuenta. Cambié radicalmente la alimentación, y en cuestión de unos meses desaparecieron todos los síntomas del pecho, cara y cuero cabelludo por este orden. Es decir, lo que era una enfermedad crónica resulta que cambiando unos cuantos hábitos alimenticios desapareció. ¡Pues vaya dermatólogo! No, no le echemos la culpa al dermatólogo, él les manda lo que le enseñaron en la universidad. El trata la enfermedad, a él no le enseñaron en la universidad como ayudarles a ustedes y a mi a tener salud y a no tener más faringitis o dermatitis seborreica. El no es el responsable. Entonces ¿quién es el responsable de nuestra salud? ¿Dónde encontrar educación para la Salud?
En la segunda parte de esta serie intentaremos dar respuestas a esas preguntas.
Tema relacionado:
SaludBio. Educación para la Salud. Parte 2
SaludBio. Educación para la Salud. Nuestra recomendación. Parte 3
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