“Todas las enfermedades son curables, pero no todos los pacientes”. Con esta frase de un maestro de naturopatía se nos recuerda que saber dónde comenzar la curación de un paciente no siempre es fácil.
Sin embargo, un primer paso que cualquier médico debería tener en cuenta es que evitar una enfermedad también es una forma de curación, y que todo dependerá de las medidas que tomemos mucho antes de que aparezca la enfermedad.
Los principios de la curación
Según el Dr. Bernard Jensen, hay tres principios de curación que deben ser especialmente recordados:
Primer principio de la curación: El organismo debe tener un torrente circulatorio sano
Difícilmente se puede curar una persona de una enfermedad si está anémica. Cada célula de nuestro organismo depende de la sangre, y ésta debe mantenerse pura, libre de toxinas y con un buen recuento de glóbulos rojos para que llegue hasta la célula más recóndita de nuestro organismo.
El padre de la Osteopatía, el Dr. Still, ya comentó que uno de los principios de la Osteopatía es: “El principio de la arteria es supremo”. Si nuestras arterias son ricas en nutrientes nuestro cuerpo estará bien alimentado. Esto es fundamental para que la vida celular y sus estructuras puedan absorber los alimentos vitales. Hay que asegurarse de que esos nutrientes son absorbidos en el cuerpo y son debidamente asimilados para que la sangre pueda conducirlos a todas las estructuras del organismo.
Segundo principio de la curación: La sangre debe circular con la rapidez suficiente para que llegue a todos los órganos
No basta con que nuestra sangre contenga esos nutrientes vitales o esté libre de tóxicos, es necesario una correcta circulación para dar al organismo la oportunidad de reconstruir y reparar el cuerpo tan rápidamente como se requiera.
Tercer principio de la curación: Proporcionar al organismo el descanso necesario
¿Ha notado como una persona enferma necesita acostarse, descansar? Cualquier gravedad que pueda conllevar una enfermedad se hace más liviana si la persona está en posición horizontal.
El descanso permite que el cuerpo se recupere y se regenere. Si en nuestro vivir diario sentimos fatiga, cansancio, este es un primer síntoma de que algo no anda bien. De la misma manera que el organismo nos da señales de sus necesidades con la sed o el hambre, el cansancio es otra forma de avisarnos de que hay que parar. Este descanso se debe manifestar no sólo con una buena porción de descanso nocturno, sino también cuando no sentimos la necesidad de comer, es decir cuando nuestro aparato digestivo también nos dice que tiene la necesidad de descansar. Ya hemos comentado que el ayuno es una de las principales terapias para la curación de las enfermedades.
Recuerde que si no paramos a tiempo es como seguir arreando a un caballo que ya está extenuado; se echará en el suelo y no se volverá a levantar. Así pasa con nosotros en las enfermedades crónicas. Nuestros órganos débiles son los que más necesitan descanso.
Nosotros somos tan fuertes como nuestro órgano más débil. Si se rompe la cadena, es decir, si se rompe el órgano más débil, la curación ya es dudosa.
Suprimir síntomas con medicamentos no es curar
Muchos creen haber curado un mal cuando meramente lo han reprimido, inhibiendo los síntomas, relegándolos a otra parte del organismo donde permanecerán latentes para manifestarse más adelante ya en una forma crónica.
El verdadero médico debe interesarse en fortalecer el estado de salud de sus pacientes más que por establecer un tratamiento de curación. El reprimir síntomas con medicamentos es cultivar el terreno propicio para desarrollar el estado crónico de una enfermedad. La administración de medicamentos no siempre es conveniente, mientras que si conseguimos crear un organismo saludable, éste tendrá las reservas y la resistencia necesaria para hacer frente a las enfermedades.
¿De dónde viene la curación? No tan sólo del sistema de tratamiento, sino de las resistencias que tenga el cuerpo. El cuerpo se cura sólo, se regenera y se rejuvenece si tiene reservas almacenadas
Conclusión
Aunque hemos resumido de forma sencilla lo que implica la curación dentro de la Medicina Natural, podemos concluir que la limpieza y desintoxicación de nuestra sangre es lo primero que debemos atender si deseamos curar una enfermedad. Si la sangre está pura, con una buena circulación y con una buena actitud mental no hay enfermedad. Para conseguir esto es vital la correcta alimentación; una alimentación que nos aporte los nutrientes vitales que necesitamos y que, no sólo, nos nutra correctamente, sino que nos depure de las toxinas acumuladas. Sin embargo, desgraciadamente nuestra sangre en la actual civilización se está convirtiendo en portadora de materias sintéticas y artificiales. No nos debería de extrañar que todas las enfermedades crónicas vayan aumentando.
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