En un estudio que se hizo hace unos años la revista New Scientist pregunta: “Si la cafeína no realza el sabor de los refrescos, ¿para qué sirve?”
“Un grupo de científicos de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore encontró que solo 2 de cada 25 adultos aficionados a estas bebidas fueron capaces de distinguir cuáles tenían cafeína y cuáles no.”
Con todo, sí contenía esta sustancia el 70% de los 15.000 millones de latas que los estadounidenses consumieron en uno de los últimos años.
En un estudio previo, el psicofarmacólogo Roland Griffiths y sus colegas “descubrieron indicios de síntomas de abstinencia en niños a quienes se les había privado de su dosis habitual de refrescos con cafeína”.
Griffiths afirma que los fabricantes “añaden una droga levemente adictiva, lo que con seguridad explica que se tomen muchas más gaseosas con cafeína que sin ella”.
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