Aparato digestivo: Funciones

Analizaremos:

Estructura general del aparato digestivo
Digestión en la boca
Digestión en el estómago
Digestión en el intestino delgado
Absorción y metabolismo

El organismo debe tomar del exterior una serie de materiales (alimentos) necesarios para desarrollar y mantener sus estructuras y como fuente de energía que haga posibles sus actividades. Estos materiales tienen que ser transformados para poder ser utilizados. Para ello el aparato digestivo vierte sus productos de secreción para hidrolizar los alimentos y convertirlos en moléculas más pequeñas capaces de atravesar la cavidad digestiva, incorporándose a los líquidos circulantes (sangre y linfa) y distribuirse por todo el organismo.

Estructura general del aparato digestivo

El aparato digestivo es un largo tubo de diverso calibre, ensanchado en determinadas partes y constituido por dos capas: una glandular y otra muscular. Las diversas partes que lo forman son: boca, faringe, esófago, estómago (fundus, cuerpo del estómago y píloro), intestino delgado (duodeno, yeyuno e ileón) e intestino grueso (ciego, colon y recto).

Digestión en la boca

En la boca comienza el desdoblamiento enzimático de las sustancias alimenticias. La saliva debido a que contiene diversos iones, mucina y ptialina, hidroliza parcialmente el almidón, descomponiéndolo (más del 50 %) en una mezcla de dextrinas y maltosa. Esta acción enzimática se realiza a un pH aproximadamente neutro. El hombre segrega de uno a dos litros de saliva al día. La simple presencia de alimento en la boca desencadena un copioso flujo de saliva. Es fenómeno es un acto reflejo. Existen tres glándulas salivales: la sublingual, la submaxilar y la parótida.


Digestión en el estómago

En el estómago el alimento experimenta fuertes contracciones que permiten la mezcla de este con el jugo gástrico. Millones de glándulas tubulares se alojan en la capa mucosa y desembocan en la cavidad gástrica través de otros tantos orificios visibles. Las células que forman estas glándulas producen mucus, pepsinógeno y ácido clorhídrico.

El jugo gástrico es una mezcla de las secreciones individuales de todas las células consideradas, más las del propio epitelio mucoso. Es un líquido acuoso que contiene mucina, ácido clorhídrico, pepsinógeno y renina como productos más importantes. El pepsinógeno se convierte en pepsina gracias al CLH. La pepsina hidroliza las proteínas, convirtiéndolas en péptidos más sencillos. Se necesita un pH fuertemente ácido para la acción de la pepsina. Este es proporcionado por el CLH. El ácido clorhídri­co sirve también como disolvente, hidrolizante de sustancias y antiséptico, pues evita la putrefacción del contenido del estómago. Contra la acidez del jugo gástrico y la pepsina, la mucina actúa como barrera defensiva. La renina o cuajo convierte la proteína de la leche en caseína, proteína insoluble; ésta es digerida después por la pepsina y demás fermentos proteolíticos.
 

Digestión en el intestino delgado

Entre las vellosidades intestinales están las criptas de Lieberkühn, glándulas que segregan el jugo entérico. El jugo entérico es alcalino y contiene gran cantidad de mucus. Se consideran como enzimas propias de este jugo: la enteroquinasa, que convierte el tripsinógenos en tripsina; diversas peptidasas; la lipasa que hidroliza las grasas y así mismo una amilasa que descompone el almidón.

El jugo pancreático, segregado por las células acinares del páncreas al duodeno, es alcalino y rico en bicarbonato sódico, y contiene como principales enzimas: tripsina, para las proteínas; lipasa, descompone las grasas en ácidos grasos y glicerina; amilasa, hidroliza parcialmente el almidón; maltasa, sacarasa y lactasa, que descomponen los correspondiente disacáridos en monosacáridos.

La bilis es la secreción exocrina de las células hepáticas. Desempeñan un papel importante para la digestión de las grasas. El intestino grueso carece de actividad enzimática. La función básica del grueso es la absorción del agua, con lo que se ajusta la consistencia de las heces. 


Absorción y metabolismo

Los productos finales de la digestión son: monosacáridos, aminoácidos y ácidos grasos. El intestino delgado es el lugar en donde se realizan los más importantes procesos de absorción gracias a los millones de vellosidades intestinales. En estos hay una red vascular sanguínea y un vaso linfático.

Para que se produzca la absorción intervienen en el proceso las diferencias de concentración de cada sustancia, la presión hidrostática, la presión oncótica, la permeabilidad de las membranas y las afinidades químicas entre los compuestos.

En la absorción de los minerales intervienen muchos factores como las vitaminas. La glucosa y los aminoácidos se absorben por los capilares sanguíneos y llevados por la vena porta al hígado y de ahí a la circulación general. Los ácidos grasos pasan a los vasos linfáticos de las vellosidades y por último en el sistema venoso.

Se llama metabolismo al conjunto de energía que necesita el individuo para su funcionamiento. Aun en completo reposo, el organismo consume energía para mantener su temperatura, contraer el corazón y los músculos respiratorios, etc. Esta actividad metabólica mínima recibe el nombre de metabolismo basal.

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Comentarios

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