Aparato respiratorio: Funciones

Aparato respiratorio
Analizaremos:
Mecánica respiratoria
Intercambio gaseoso en los pulmones

Aparato respiratorio

La energía que necesitan las células del organismo para desempeñar sus funciones específicas procede, en último término, de la combustión de determinadas sustancias químicas. Estas y otras reacciones bioquímicas hacen necesaria una aportación continua de oxígeno. Además permite eliminar el CO2 del metabolismo celular.

La estructura general del aparato respiratorio consta de: nariz y boca, faringe, laringe, traquea, bronquios y bronquiolos hasta terminar en unas estructuras saculares llamados alvéolos pulmonares, los cuales están rodeados de una red de capilares sanguíneos donde se efectúa el intercambio gaseoso con la sangre. Se calcula en 100 m2 la superficie de contacto de los alvéolos con los capilares. Estos junto con los capilares constituyen una masa esponjosa y elástica que recibe el nombre de pulmones.

Mecánica respiratoria

Los movimientos que determinan la entrada de aire en los pulmones constituyen la inspiración. En esta mecánica entra en juego el diafragma y los músculos intercostales. La vuelta a su posición de reposo es lo que llamamos espiración.

Normalmente en una inspiración aumenta el volumen torácico en 500 ml de aire (aire basal); pero si se fuerza al máximo la inspiración se consigue aumentar su volumen en tres litros más (aire complementario); si forzamos la espiración podemos eliminar un litro de aire más (aire suplementario). A la suma del aire basal, el complementario y el suplementario se le conoce con el nombre de capacidad vital. La mecánica respiratoria está gobernada por el centro respiratorio. La actividad del centro está supeditada a diversas influencias que se ejercen sobre él (por ejemplo el aumento de CO2 en la sangre.

Intercambio gaseoso en los pulmones

El desplazamiento de un gas a través de una membrana depende de la permeabilidad de esta y de la presión parcial de aquel a ambos lados de ella. La presión parcial del O2 cuando llega a los alvéolos es de 100 mm. Hg. Por otra parte, la presión del CO2 alveolar es de 40 mm. Hg. Por otro lado la presión de estos gases en la sangre venosa al llegar a los alvéolos pulmonares es de 40 mm. Hg y 46 mm. Hg respectivamente. Es aquí donde se produce el intercambio por el que el aire alveolar pasa a la sangre arterial con la misma presión. La cantidad de O2 que es capaz de fijar un volumen de sangre es cien veces superior a lo que cabría esperar de la solubilidad de este gas en el plasma. La causa de ello es la particular afinidad de la hemoglobina (Hb) con el oxígeno.

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