En nuestro artículo Qué es salud y enfermedad – Definiciones, hemos definido la salud y la enfermedad desde diferentes puntos de vista. Aunque la enfermedad, resumiendo mucho, es el esfuerzo que hace el organismo para recuperar el equilibrio perdido, por lo general siempre hay un desequilibrio en la cantidad de minerales, es decir, una deficiencia nutricional.
Ante una enfermedad hay dos condiciones básicas: una etapa agua dolorosa y una etapa crónica que existe desde hace tiempo y que generalmente está reprimida.
La condición crónica es un estado de toxicidad subactiva que se localiza en cualquier órgano afectado. Si en una enfermedad crónica el órgano afectado está subactivo, como suele ser lo habitual, es muy importante suministrar los nutrientes químicos adecuados al órgano para que vuelva a su estado de actividad normal.
Si por el contrario, un tejido u órgano está hiperactivo (fase aguda) por mucho tiempo, agotará los elementos químicos con mayor rapidez, y deberá ser reparado y reconstituido.
Por lo tanto, el tener el conveniente suministro de elementos químicos en nuestros órganos y tejidos es fundamental para contrarrestar el deterioro y así evitar que en el futuro se agoten o queden completamente exhaustos.
Minerales y elementos químicos de nuestro organismo
A continuación pasamos a enumerar de qué está formado un organismo de unos 70 kg de peso.
Composición:
- 40,7 kg de oxígeno
- 16,3 kg de carbono
- 6,3 kg de hidrógeno
- 1,7 kg de calcio
- 1,6 kg de nitrógeno
- 570 gr de fósforo
- 113 gr de cloro
- 99 gr de azufre
- 85 gr de potasio
- 70 gr de sodio
- 57 gr de flúor
- 40 gr de magnesio
- 7 gr de silicio
- 5 gr de hierro
- Indicios de yodo
- Indicios de manganeso
- Indicios de numerosos otros oligoelementos.
Minerales y elementos químicos por órganos y tejidos
A continuación enumeramos las principales sustancias químicas que el cuerpo requiere según el órgano:
- Pulmones y aparato respiratorio – Oxígeno y hierro
- Tejidos y secreciones – Potasio y cloro
- Hígado – Azufre y hierro
- Estómago y sistema digestivo – Cloro y sodio
- Dientes y huesos – Flúor y clacio
- Uñas y cabello – Silicio
- Piel y circulación – Azufre, silicio, zinc y oxígeno
- Riñones – Cloro
- Corazón – Potasio
- Intestinos – Magnesio
- Tiroides – Yodo
- Cerebro y sistema nervioso – Fósforo y manganeso
- Glándula pituitaria – Bromo
- Glándulas suprarrenales – Zinc
- Bazo – Flúor y cobre
- Próstata – Zinc
- Páncreas - Zinc
Por lo general, los que con mayor frecuencia escasean son: calcio, sodio, yodo y silicio.
Hay que comprender que cuando estas sustancias escasean suelen producir enfermedades y tenemos que tener en cuenta que necesitamos reponerlos o suministrarlos al organismo pero tal y como Dios nos los entrega a través de la naturaleza. Es decir, tienen que llegar a nosotros mediante el reino vegetal y animal. Un ejemplo. Cuando decimos que necesitamos sodio no nos referimos a tomar sal de mesa, sino a las sales de sodio de nuestro cuerpo. Estas tienen que tener su fuente en los alimentos que están en la naturaleza, como el apio, el higo, etc.
Nuestros alimentos deben ser la fuente principal de la que obtengamos las sales minerales. Por supuesto, los suplementos de minerales pueden ser muy beneficiosos cuando debido a nuestros hábitos y estilo de vida no conseguimos alimentarnos de forma saludable.
También hay que tener en cuenta que la sobreexplotación de los terrenos de cultivo está privando a nuestro organismo de los minerales que necesitamos y que a veces hay que reponerlos por medio de suplementos.
Pero como ya comentamos recientemente en un artículo tenemos una excelente herramienta a nuestro alcance: los zumos de frutas y verduras. En estos encontraremos una fuente inagotable de minerales.
Por otra parte si nos esforzamos por seguir un régimen de salud diariamente como el que mencionamos en nuestro artículo Las leyes de la curación por medio de los alimentos, no tenemos que preocuparnos por las vitaminas, minerales, ni calorías.
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