Parece ser que el asma también se ve influenciado por ciertas emociones como la risa, el llanto, la ira, el pánico, etc., aunque para la comunidad científica no hay pruebas de que las personas con asma tengan o hayan tenido problemas de tipo psicológico.
Sin embargo, por la experiencia clínica, prácticamente no es posible tener una enfermedad sin que tenga un componente emocional o trauma asociado con él. Nuestro cerebro y el cuerpo dependen uno de otro, no trabajan de forma independiente, sino que por el contrario la relación entre ambos es tan estrecha que hay una gran cantidad de las llamadas enfermedades psicosomáticas.
Tener asma es algo más probable cuando han existido traumas en el nacimiento del recién nacido y éstos tienen dificultad para salir o exteriorizarse. Si esto ocurre, estos traumas emocionales debilitan los pulmones y los bronquiolos y se somatizan de esta manera. Por otra parte, posiblemente, donde los padres tienen una conducta más protectora o dominante, llegando al extremo de “sofocar” o reprimir al niño estos se ven sometidos a tal estrés que si sus pulmones o bronquios tienen ya una debilidad hereditaria, es en estos órganos dónde se empezarán a producir los trastornos.
Hay muchos escenarios asmáticos que podrían debilitar los pulmones y los bronquios de las personas durante la infancia.
En su libro, How to Get Well, 1974, Paavo Airola, Ph.D comenta que “numerosos estudios muestran que hay dos causas básicas para el asma: una, la típica reacción alérgica a uno o más alérgenos, y dos, los factores psíquicos. Los médicos coinciden en que muchos jóvenes asmáticos (según estudios, alrededor del 25%) tienen en común una profunda inseguridad emocional y una intensa necesidad del amor de los padres y de sentirse protegidos. Cuando se sospecha que existen causas emocionales, éstas deben ser tratadas antes que los tratamientos biológicos y nutricionales puedan ser eficaces”.
Emociones y sentimientos, como la aprehensión, la preocupación, la ansiedad y el pánico puede causar tensión muscular y contracciones alrededor de los bronquiolos. Durante un largo tiempo, estas tensiones pueden causar espasmos musculares y el debilitamiento de los bronquiolos, lo cual puede llevar al asma en la edad adulta.
En su libro, Cleanse & Purify Thyself, 1998, Richard Anderson, N.D., N.M.D., dice: “nuestra propia investigación indica que el amor es la gran clave. Cuando comprendamos que el amor es el estado natural de nuestro ser y cuando el amor no fluye a través de nuestro ser en todo momento, alguna otra emoción causará una interferencia. Estas interferencias son generalmente emociones de gran intensidad o singularidad desde nuestro punto de vista, tales como el hábito de juzgar las cosas, pensamientos negativos, y la mayoría de las veces son inconscientes. Una de las actividades en las que todos tenemos que iniciarnos es en eliminar las emociones negativas conscientes e inconscientes para que el amor pueda fluir a través de nosotros.“
Para muchos médicos del pasado quedó claro que los traumas infantiles y la falta de amor son el campo de cultivo donde la enfermedad se podría desarrollar. En los enfermos de asma hay que buscar y curar ese componente emocional que les impide la curación, para que después pueda comenzar el tratamiento del asma.
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