Lo crea o no, la salud es una herencia que puede dar a sus hijos que va más allá de los genes. Pero su concepto de salud o sus creencias sobre este tema pueden marcar las decisiones que en el futuro tomen sus hijos sobre salud.
Educación para la salud en los niños
A continuación le vamos a dar 5 consejos para que ponga a sus hijos en el camino hacia una vida saludable.
1. Inculque en sus hijos lo maravilloso que es el cuerpo humano
Muchos adultos temen y desconfían de sus cuerpos. Creen que el cuerpo es frágil, y que las enfermedades están a la vuelta de la esquina. El mito de que usted va a coger un resfriado si sale a la calle sin abrigo es común. Sus hijos estarán escuchando cuando usted opina sobre estos temas de salud y seguro que lo condicionará.
La verdad es que su cuerpo es el sistema mecánico más milagroso del planeta. Si usted se hace una herida se cura sin un solo pensamiento o acción de su parte. Su sistema inmunológico es su propio sistema de seguridad nacional que le protege de los terroristas bacterianos y virales. Sí, la enfermedad es parte de la condición humana y tenemos que saber convivir con ella y entenderla; pero sin obsesionarnos con ella. Y tenemos tratamientos naturales de fácil seguimiento para hacer frente a los contratiempos que pueda tener su organismo, como el resfriado común.
¿Qué opina su hijo de su cuerpo? ¿Le inculca usted, la sabiduría de su diseño? ¿Su capacidad de autocuración? ¿Por qué no le explica lo maravilloso del diseño de sus manos? ¿Por qué no le explica lo bien situados que están los órganos? Recuérdele a su niño lo bueno que es tener los ojos y los riñones y el corazón en el lugar que están. Y explíquele lo importante que es que funcionen bien.
2. Convierta a su hijo en un estudiante del cuerpo humano
Seguro que más de una vez sus hijos vienen a usted con preguntas sobre cómo funciona su cuerpo. Puede ser molesto para usted y su hijo si no tiene las respuestas. Este malestar puede enseñar a los niños que deben evitar preguntas acerca de cómo funcionan su cuerpo, lo que puede, en parte, explicar por qué los padres son reacios a hacer preguntas embarazosas a los médicos.
Recuerde, nadie tiene todas las respuestas. Sin embrago, su hijo puede tener la alegría del descubrimiento. Juntos pueden buscar respuestas. Explíquele a su hijo que los huesos son los que producen la sangre. Si no sabe algo, busque en Internet y haga del aprendizaje sobre salud un momento interesante para pasarlo con su hijo. Tenga un libro para niños en el que pueda visualizar el cuerpo y pueda aprender las palabras anatómicamente correctas. Incluso el tener un juego de tipo concurso familiar de términos médicos puede ser interesante.
3. Enseñe a sus hijos a escuchar a su cuerpo
A menudo se observa como los adultos sufrimos las consecuencias por hacer caso omiso a las señales que nuestro cuerpo nos da. El saber escuchar los síntomas o las señales de aviso de nuestro cuerpo y actuar en consecuencia es una buena inversión para la salud. Si viene del trabajo con síntomas como los de la gripe o si ignora la necesidad de comer o dormir puede que las consecuencias sean peores. La salud se mantiene cuando se sabe escuchar las señales que sugieren que nuestro cuerpo ha perdido el equilibrio y respondemos de manera oportuna cuando nuestro cuerpo indica que necesita algo.
Pues bien, ayude a sus hijos a identificar cuando su cuerpo les hable; cuando le diga que tiene frío o hambre o está cansado. Un simple ejemplo, deje que su hijo pase por la experiencia de regular su temperatura corporal por medio de saber cómo vestirse. Eduque a su hijo para que sepa que el dolor está ahí para mantenerle a salvo; es decir, no necesariamente es tan malo. Por ejemplo, adviértale que debe evitar quemarse con la estufa o cortarse con un cuchillo. El dolor le recuerda que todos debemos ser cuidadosos.
Explíquele lo que es la fiebre y cómo le puede beneficiar; es decir no asuste a su hijo ante cualquier síntoma, ni lo traumatice porque tenga unas decimillas de fiebre. Muchos padres en su afán de proteger a sus hijos, los traumatizan y hacen que sus hijos se obsesionen con las enfermedades, ante una respuesta desmesurada por parte de los padres antes pequeños problemas de salud.
4. Inculque saludables hábitos alimenticios
La obesidad infantil es un problema creciente. Hable con sus hijos acerca de la elección de alimentos buenos y malos. Anímelos a preguntarse a sí mismos, ¿es útil para mí el comer ahora, o es un capricho? ¿Por qué me gusta la comida basura? ¿Conozco las consecuencias de comer mal? ¿Qué beneficios puede conseguir a medio y largo plazo si tengo buenos hábitos alimenticios? ¿Entiendo las consecuencias de la obesidad? Enséñelo a comer a un horario fijo que refleje buenos hábitos. Explíquele que aunque puede comer alimentos poco saludables de vez en cuando, no es lo mejor para él y le puede ocasionar problemas en el futuro. Enséñelo a combinar correctamente los alimentos; e inculque en ellos los beneficios de las verduras, las frutas y los alimentos vegetales crudos.
5. Recompense la salud en lugar de la enfermedad
Muchos de nosotros recordamos como durante la infancia nuestros padres trataban de aliviar nuestros dolores o molestias, cuando estábamos enfermos, por medio de darnos alguna recompensa (un helado, un dulce, nuestro plato preferido, una chuche, etc.), o simplemente pasaban más tiempo con nosotros. En un esfuerzo por aliviar nuestros dolores, nuestros padres, sin darse cuenta de ello, nos recompensaban por estar enfermos. Algún niño podría pensar ¡qué bueno es estar enfermo!
Ni que decir tiene que a nuestros hijos debemos cuidarlos al máximo durante una enfermedad; pero premiar la enfermedad es un error. No queremos decir que lo castigue por ponerse en enfermo, por favor; pero tenga en cuenta, y enseñe a sus hijos, que los privilegios de la salud se pierden durante los días de la enfermedad.
Si inculca en sus hijos un sentido de orgullo, admiración y respeto por sus cuerpos, les está dando una excelente educación para la salud.
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