Muchos libros de iridología relatan una historia bastante detallada y que se remonta incluso a tiempos muy antiguos sobre los orígenes de la iridología. Pero desde un punto más científico y como hoy conocemos a la iridología moderna debemos remontarnos al siglo XIX. Dos europeos, podemos decir, que fueron los que “redescubrieron” la idea del análisis del iris. A estos se les consideran generalmente copartícipes del título de “padre de la iridología”.
El primero es el doctor Ignatz von Peczely. Nació en Egervar, localidad cercana a Budapest, el 26 de enero de 1826. Su historia, como la de muchos descubrimientos que han ocurrido a lo largo de la historia puede parecer curiosa, de leyenda o mitológica. Pero casi todas las tradiciones tienen algo de mitología y la iridología no va a ser la excepción. La tradición afirma que a los diez años de edad, Von Peczely capturó una lechuza en el jardín de la casa de su familia. El ave, en el esfuerzo por escapar de las manos de su captor, se rompió una pata. Peczely afirmó haber notado en seguida una mancha que se formó en el iris de la lechuza, en el punto donde el reloj marca las 6:00 horas, es decir, la parte inferior del iris. Esta marca dejó una fuerte impresión en la mente inquisitiva de Peczely. Más tarde observaría la misma señal en el iris de un hombre, lo cual despertó el recuerdo de su encuentro con la lechuza e inició el desarrollo de lo que ahora es la moderna iridología.
Después estudió medicina en Alemania y pudo comprobar en muchos casos como los diagnósticos de la medicina alopática coincidían con lo que él iba desarrollando en sus estudios de iridología. Parece ser que en otras ocasiones no era así, pero hay que tener en cuenta que él solo disponía de una lupa de 2 aumentos.
Von Peczely fue el primer iridólogo en sufrir por parte de las autoridades médicas de su tiempo la acusación de ejercer como “falso curandero” En 1880, publicó su primer tratado, denominado Descubrimiento en el seno de la Naturaleza y el Arte de Curación.
El otro padre de la iridología es Nils Líljequist, un sacerdote sueco que descubrió la iridología casi al mismo tiempo que el joven Peczely. El interés de Líljequist surgió hacia 1864 cuando observó la aparición de decoloraciones en sus propios iris. Mediante la observación se dio cuenta de que esas decoloraciones estaban asociadas con sustancias químicas o medicamentos que había ingerido o absorbido su cuerpo (en su caso era quinina). Este observador notó que cada medicamento o sustancia química, que de alguna manera entraba en el cuerpo, finalmente resultaba en una mancha específica de decoloración en el iris.
Con el tiempo, Líljequist elaboró lo que se desarrollaría como una gráfica iridológica elemental. Las similitudes entre sus diseños y los de Von Peczely son sorprendentes, en especial porque en este tiempo ninguno conocía el trabajo que el otro había realizado. En 1893 publicó un tratado sobre las hoy denominadas heterocromías de iris, titulado Om Oegendiagnosem.
En Europa destacaron posteriormente en el desarrollo de la iridología otros grandes investigadores como Erdmann Leopold Stephanus Emanuel Felke. Este sacerdote enseñó iridología a numerosos estudiantes. Hoy el Instituto Felke contribuye el desarrollo y fomento del arte y ciencia de la iridología. Otros importantes iridólogos alemanes son: Theil, Angerer, Kriege y Josef Deck.
En Norteamérica se inicia con Peter Johannes Thiel y Henry Lane. Este a su vez enseñó al doctor Henry Lindlahr, quien difundió esta nueva forma de análisis a través de varias publicaciones. Este a su vez enseñó Bernard Jensen tal vez el más eminente iridólogo hasta el día de hoy. Doctor en Quiropraxia, es el autor americano que más ha publicado sobre el tema de la iridología. Entre sus libros se pueden destacar: Ciencia y práctica de la Iridologia (1952), su magna obra Iridology: The Science and Practice in the Hearling Arts Volume II, y Visión de Salud, cómo entender la iridología (1992) en colaboración con el Dr. Donald V. Bodeen.
Este gran iridológo ha contribuido en gran manera a la difusión de esta ciencia. De hecho su primer libro Ciencia y práctica de la Iridología fue el gran libro de texto de muchos de los iridólogos modernos. Además es el primer libro de iridología en el que se usan fotos de iris para una mejor enseñanza de los signos y pigmentaciones del iris. Bernard Jensen siempre ha estado a la vanguardia de los nuevos avances en iridología. Como se ha dicho fue el primero en usar la cámara de fotos para un mejor estudio posterior del iris. Usó las proyecciones de diapositivas del iris sobre mapas iridológicos transparentes para poder analizar mejor los detalles del iris. Ha usado iriscopios que han podido aumentar la imagen del iris de forma que se pueda profundizar más en los signos iridianos, y en los últimos años se ha centrado en el uso del ordenador para producir imágenes iridianas computarizadas.
Su gran dedicación a esta ciencia ha hecho que su “Gráfica Jensen” sea una de las más usadas en iridología y también se la haga referencia por la explicación detallada que Jensen ha hecho de las áreas pertenecientes al sector cerebral. Estas áreas cerebrales, de las que trataremos más adelante, son, tal vez, las más fascinantes de toda la gráfica o mapa iridiano, pero, al mismo tiempo, las menos entendidas hasta ahora.
En España la primera obra que se conoció en nuestro idioma fue la del doctor A. Vander en 1918. Años más tarde el mismo autor publicaría una obra más ampliada y con más ilustraciones realizadas en colores. Otros autores destacados son: el doctor E. Alfonso, con su tratado Cómo os cura la medicina natrural; el doctor J. Castro, con su obra El diagnóstico biológico e iridiano; el doctor J. Angel Viaurrázaga, de él conocemos El diagnóstico por el iris y Fundamentos científicos del naturismo; y de los últimos años el doctor V.L. Ferrándiz, siendo el autor más citado en el extranjero.
Por último, no podemos dejar de citar la obra "El gran libro de la Iridología" del Dr. en medicina Josep Lluis Berdonces quien ha hecho un extraordinario compendio de esta ciencia para todos los amantes de la Iridología.
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