Según un comunicado de Associated Press: “Un mínimo de 2.700.000 norteamericanos son portadores del virus de la hepatitis C, lo que la convierte en la más común de las infecciones transmitidas por la sangre en Estados Unidos”.
La hepatitis C se transmite de una persona a otra principalmente por contacto sexual o mediante sangre infectada. Los individuos con mayor riesgo de contraerla son los drogadictos que comparten jeringuillas y quienes mantienen relaciones sexuales sin protección. No obstante, también pueden esparcirla los tatuadores y acupuntores que no desinfectan adecuadamente su equipo. También corren peligro los enfermos que han recibido transfusiones de sangre.
Cada año, unos mil estadounidenses se someten a un trasplante de hígado a consecuencia de insuficiencia hepática provocada por el virus.
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