La vitamina E. Antioxidante y corazón

La vitamina E es un antioxidante, y una de sus funciones como tal es la de destruir o controlar los radicales libres que se producen naturalmente en el organismo humano, y que, si se dejan fuera de control, pueden dañar a los tejidos y los órganos.

Los radicales libres se hallan también presentes en las atmósferas contaminadas (el humo del tabaco es una de sus fuentes más ricas) y también se producen naturalmente en la digestión de los alimentos. Las grasas son particularmente vulnerables a los ataques de los radicales libres y, dada su solubilidad en las grasas, la vitamina E debe ser considerada como el principal agente protector de las partes grasas del organismo.

Los radicales libres y las enfermedades del corazón

La acumulación de los depósitos grasos en los vasos sanguíneos, y particularmente en los del corazón, se cree en la actualidad debida a los ataques de los radicales libres sobre las grasas normalmente presentes en la sangre. Esta condición es denominada aterosclerosis, y las probabilidades de su desarrollo dependen del grado del daño causado por los radicales libres sobre las Lipoproteínas de Baja Densidad (LDL = Low Density Lipoproteins) contenidas en la sangre. Las LDL son un objetivo importante, y las LDL oxidizadas, producidas por los radicales libres, conducen a la formación de unas células potencialmente peligrosas que son las llamadas células espumosas (células endoteliales hinchadas y llenas de vacuolas de inclusiones lípidas, que son características de ciertas alteraciones en el metabolismo de las grasas). Estas son las precursoras de las acumulaciones grasas depositadas en las paredes de los vasos sanguíneos y que finalmente causan aterosclerosis. En la actualidad, esto es sólo una hipótesis, pero las limitadas pruebas e investigaciones realizadas hasta la fecha, sugieren que ésta es una explicación plausible.

La vitamina E y la protección del corazón

Las observaciones nos proporcionan evidencia de que los antioxidantes del tipo de la vitamina E pueden:

  • Proteger a las LDL contra la oxidación.
  • Pueden reducir la velocidad de asimilación LDL oxidizadas por otras células.
  • Tienen la capacidad de reducir la formación de células espumosas.
  • Hacen también más lento el desarrollo de los depósitos grasos en las paredes de las arterias.


Las investigaciones in vitro han demostrado que la vitamina E protege contra la oxidación celular de las LDL durante un período de 24 horas, y que la adición de vitamina E extra prolonga aún más esta protección. Cuanto mayor es la cantidad de vitamina E, mejor es la protección.

La vitamina E e investigaciones epidemiológicas

La mayor parte de la evidencia de la eficacia de la vitamina E para estos procesos patológicos procede de investigaciones epidemiológicas. En ellas se demuestra que los habitantes de las zonas geográficas donde la concentración de vitamina E en el plasma sanguíneo son bajas presentan una tasa de mortalidad por enfermedad coronaria del corazón más alta. Este tipo de relación se ha manifestado con otros micronutrientes, como el selenio, la vitamina A o la vitamina C. Según un estudio realizado en Polonia, los niveles de vitamina E en el plasma sanguíneoson significativamente más bajos en los pacientes con angina de pecho que en los controles saludables. Una de las razones del hecho de que Escocia tenga la incidencia más elevada de enfermedad coronaria del corazón en todo el Reino Unido podría residir en las elevadas ingestas de cereales no integrales (nada de vitamina E) y las reducidas ingesta de frutas y verduras (alto contenido de vitamina E).

Las mujeres y la vitamina E

Las mujeres podrían beneficiarse también de las altas ingestas de vitamina E. En un estudio realizado sobre un grupo de 87.000 mujeres, en los Estados Unidos, el riesgo de enfermedad coronaria del corazón resultó ser un 36% más bajo en las mujeres que recibían más que 100 mg. de vitamina E diariamente, por comparación con las que sólo se nutrían de fuentes puramente dietéticas. Al cabo de dos años de tratamiento con suplementos alimentarios el riesgo fue reducido a la mitad.

Estas pruebas representan sólo una fracción mínima de las investigaciones epidemiológicas que indican que la vitamina E ejerce una acción protectora sobre el corazón. Sin embargo, la prueba absoluta habrá que buscarla en las investigaciones de intervención en las que se administre vitamina E. Este tipo de investigación ya se han iniciado en la actualidad.

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